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Análisis

Consulte aquí documentos de análisis de Dejusticia sobre la coveniencia del acuerdo por temas.

El acuerdo final de La Habana propone tres puntos: darle otras oportunidades al campesino cultivador, abordar el consumo bajo un enfoque de salud pública y fortalecer la lucha contra quienes controlan el negocio y sus aliados.

El acuerdo incluye por primera vez en la historia de Colombia, un capítulo  especial para garantizar los derechos de las más de siete millones de víctimas del conflicto sin distinción de bando.

El acuerdo contempla una “Reforma Rural Integral” que busca aportar a la integración de las regiones; erradicar la pobreza y promover la igualdad, y asegurar a pobladores rurales y a la ciudadanía el pleno disfrute de sus derechos.

Uno de los objetivos centrales del proceso de paz es transformar la toma de decisiones políticas y  erradicar la violencia de la política. Aquí le explicamos cómo se contempla en el acuerdo el desarme y la reincorporación.

La crítica al acuerdo de paz de que su implementación implicaría una ruptura constitucional, una especie de golpe de estado permanente, no tiene sustento. En este apartado le expicamos por qué.

En materia ambiental, el acuerdo final incluye estrategias para reparar los daños, avanzar en el ordenamiento ambiental del país, reforestar y crear alternativas económicas mas sostenibles.

El acuerdo de paz actual brinda las condiciones para cambiar el panorama de exclusión de las mujeres en escenarios políticos al incentivar su participación en el posconflicto para ser constructoras de las políticas que las afectan.

El conflicto armado colombiano ha dejado miles de víctimas en todo el país. Sin embargo, los pueblos indígenas y afrodescendientes han sido especialmente afectados por la guerra. Este acuerdo puede ser el comienzo para la reivindicación de sus derechos.

Una de las mayores deudas en materia de justicia es la falta de una política criminal coherente y adecuada. La implementación del acuerdo contempla el fortalecimiento del aparato de investigación penal.

El conflicto armado silencia otros debates necesarios, como el de la desigualdad, y enrarece la discusión pública, pues quien es de izquierda es estigmatizado como guerrillero y quien es de derecha como paramilitar.

Opinión

OPINIÓN

12/09/2016

Un sistema de justicia para la paz

Carolina Villadiego, Ámbito Jurídico

El acuerdo de paz es una oportunidad para enfrentar varios desafíos en el sistema de justicia. En esta columna me refiero a un desafío prioritario para toda la ciudadanía.

10/09/2016

La paz en vitrina: dos ventajas

Vivian Newman, El Espectador

Dos eventos importantes que están teniendo lugar por estos días son buen ejemplo de la transparencia con que se han llevado a cabo las negociaciones del proceso de paz: la entrega de los menores de edad reclutados y la apertura a la prensa de la X Conferencia de las Farc...

07/09/2016

Escuchar a los del No

Mauricio Albarracín, El Espectador

Quienes estamos por el Sí en el plebiscito del acuerdo de paz deberíamos escuchar atentamente a quienes van a votar No para así iniciar un diálogo entre nosotros durante esta campaña que pueda crear beneficios que van más allá del 2 de octubre.

05/09/2016

Cárcel, justicia y paz

Rodrigo Uprimny, El Espectador

Una crítica recurrente de los opositores al acuerdo de paz es que se trataría de una paz con impunidad, pues no habría cárcel para todos los responsables de crímenes atroces, como secuestro, desaparición, asesinato, masacres o violaciones, conocidos técnicamente como crímenes internacionales.

01/09/2016

La alegría del Sí

Mauricio Albarracín, El Espectador

El próximo 2 de octubre votaré Sí con la alegría que me produce el fin de la guerra y la esperanza de construir un país basado en el acuerdo, el disenso y el diálogo.

28/08/2016

Un voto ético

Rodrigo Uprimny, El Espectador

La paradoja del plebiscito es que la decisión sobre nuestra guerra, que ha sido esencialmente rural, dependerá probablemente del voto urbano, que es mayoritario.

27/08/2016

Los beneficios económicos a las Farc

Camilo Sánchez, El Espectador

El 24 de agosto de 2016 quedará marcado en nuestra generación. La emoción fue generalizada, ya fuera de júbilo y regocijo, o de indignación profunda. Pero nadie fue ni será el mismo después de ese anuncio.

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